mil y un veces y para siempre

Lo único que recuerdo es porque estaba aquí.
Es que el olvido apela a un estribor sedante, es un alucinógeno que nos ahoga en la afonía de la desmemoria. Un soplo indiferente que precipita a la nostalgia. Una debilidad que sirve de escudo contra la aridez perdurable que nos observa.
Intentando quitar huellas de la memoria
surge esta obra que descompone el recuerdo en un archivo de brumas bajo diferentes cielos.
Este archivo se vuelve forzoso y reiterativo a fin de cumplir su cometido.
Aquí el olvido se vuelve expresión como una forma de comunicar la sensación de ausencia. Ya que al recordar se da forma, deforma una y mil veces y para siempre el suceso del pasado. Estuvimos aquí en forma organizada en algún momento. Vivencia que no sólo se presenta en imagen, sino que se encarna también con experiencias sensoriales, retorna a doler o vuelve a dar encanto.
intalación
lienzos pintados
2,50 m. x 0,38m. x 0, 32m. ( cada columna)
2019/2020